domingo, 3 de enero de 2010

El arquitecto...¡Con la música a otra parte!

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Hace relativamente poco que se está generalizando, en secundaria, una metodología en la asignatura de música como debe ser, al menos como entiendo yo que debe ser, es decir, una asignatura divertida y placentera, que deleite a propios y ajenos. Claro que para llegar a ese deleite hay que pasar por una fase de gorgoritos y estruendosos pitos, flautas y tambores…y qué culpa tienen los alumnos de aulas adyacentes que intentan filosofar, escuchar un “listening” en inglés o un simple dictado en castellano.

Cuanto más reflexiono sobre la necesidad de coordinación entre arquitectos y docentes, más importancia cobra el papel del arquitecto y la necesidad de que sea consciente de lo mucho que puede influir en la mejora de la calidad de la enseñanza y de la calidad de vida en un centro educativo, pues, aunque él deba ajustarse a unos programas predeterminados, dispone de una amplia libertad para ubicar los espacios, no así los usuarios que cuando nos entregan el edificio poco podemos hacer si las aulas de música se encuentran en el edificio central, planta central, con grandes ventanales para que el “ruido” de los ensayos se escuche alto y claro desde cualquier punto del Instituto.

Sin duda, es necesario que el arquitecto conozca algunos detalles, como por ejemplo, la utilidad de unas gradas, o, sobre todo, que si el aula no está dotada de aire acondicionado y cierres herméticos, como ocurre en la mayoría de los centros mediterráneos, las ventanas estarán abiertas una buena parte del año, y por tanto la ubicación idónea será en un extremo o zona lo más alejada y aislada posible del resto del aulario. Hemos luchado mucho para conseguir que los propios profesores de música entiendan que hay que cantar y tocar y que la autoridad no se consigue con clases teóricas y suspensos para que ahora nos echemos atrás porque los ensayos molestan e impiden que los demás den sus clases en condiciones de estudio.

Vaya mi felicitación a los profesores de música del IES Mediterrània, David Sabater y Carmen Martínez, por poner en práctica una metodología ”como debe ser”, a pesar de los obstáculos y a pesar de que en algunas cosas sean “difíciles de convencer”. Un cariñoso abrazo de ánimo para ambos. ¡Sigan ustedes haciendo sonar esas voces y esos carillones!


Indicador de buena práctica → 2. Aulas de música estratégicamente ubicadas.